Los distritos de Pisco han crecido notablemente, según constató El Comercio en un recorrido. Tomás Andía Crisóstomo, el hombre que dio suelo a los damnificados, ya no es alcalde de Túpac Amaru Inca. Desde el 2015 él gobierna la provincia de Pisco, que tiene once distritos.
El alcalde explica que Pisco no es la misma ciudad de hace 10 años. Ahora es mucho más grande. No obstante, él reconoce que este crecimiento no ha sido planificado y hubo varios errores en la reconstrucción. “Cuando pasó el terremoto, se declaró zona roja [inundable] toda la franja [costera] de Pisco, hasta los 230 metros. Lamentablemente hubo gente que reconstruyó ahí, bajo su propio riesgo. No recibieron bono, pero igual construyeron”, comenta el funcionario.
No solo los vecinos han levantado edificios en zonas vulnerables. También lo hizo el Estado. A 350 metros del mar, por ejemplo, se reconstruyó el colegio emblemático José de San Martín, que se destruyó parcialmente en el terremoto. La moderna sede –que tiene biblioteca, auditorio y polideportivo– atiende a 1.480 alumnos en jornada escolar completa y fue inaugurada en octubre del 2010 por el ex presidente Alan García. Esto pese a que el plantel está en medio de una zona inundable, según los mapas de evacuación ante tsunamis del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci).
Hay varias formas de comprobar el crecimiento de Pisco tras el terremoto. Demográficamente, por ejemplo, la provincia pasó de 127 mil habitantes en el 2007 a casi 136 mil hoy. Y según las imágenes satelitales, las ciudades que más crecieron fueron Túpac Amaru Inca y San Clemente (en más del 70% en esta década), ubicados ambos en la zonas altas.
Según Hernando Tavera, presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), los damnificados que reconstruyeron ahí tomaron una decisión astuta, debido a que el suelo es bastante más duro que los que están cerca del mar. “Lo que hay que ver es la calidad de la construcción, si hicieron cimientos profundos”, dice Tavera. El funcionario es explícito sobre el tema: los terremotos no matan a la gente, las malas construcciones sí.
Fuente: El Comercio
Foto: Renato Pajuelo
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